Tuesday, November 28, 2006

Hoy quiero...


Triste. Hoy, triste.
Y cansada... claro, cansada también.

El tiempo pasa tan lento últimamente que pareciera que hay que arrastrarlo cada día hacia adelante.
Y ahora estoy cansada.
Tan cansada, que apenas si puedo levantar los pies del piso para caminar.
Me arrastro, y mis zapatillas con agujeros de cansancio, suspiran mientras intentan seguir andando para donde creen que yo quiero ir.
Y en realidad, me doy cuenta que tampoco me convence demasiado la ruta y eso hace el camino todavía menos llevadero...

Los días amanecen infinitos,
Las plantas parecen mas livianas,
El sol alumbra siempre las veredas de regreso, y yo trato de seguir.
Y el aire va para otro lado...
Retrocede y se lleva partes de mí, que no siempre quieren quedarse conmigo.

Sueño con terminar.
Con que el aire pueda liberarse un mediodía caluroso, y despertar de una vez, con la sensación de que uno ya ha hecho todo lo que podía hacer... y que es momento sólo para descansar.
O por lo menos, para cambiar de cansancio.

Me quiero ir, me quiero ir de viaje, lejos...
Y extrañar todo lo que sé que tengo acá y que es mío.

Lo que pensé que iba a ser difícil conseguir... y lo fue...
Lo nuevo, que trato de sostener aún cuando el esfuerzo es grande...
Lo viejo, que conservo en burbujas de papel para que no se estropee con el paso del viento...
Aquellas cosas que todavía no tengo, pero que tampoco tienen parte de mí...
Todo, todo, todo lo que soy.

Quiero dejarlo por un tiempo.
Quiero que mi sombra me vea dar la vuelta, y cruzar tan segura de miedo...
Y dejarla atrás... y que no me siga.

Y después de un tiempo, quiero querer volver.
Y quiero que mi sombra esté quieta, esperándome...
Y quiero encontrarme conmigo...
Y quiero volver a ser una buena compañía...
Y quiero quererme, y saber que ahora que volví, no me hace falta volver a irme.


...Y entonces, quiero querer quedarme...

Thursday, November 16, 2006

Congelado


Que raro cuando uno no siente las cosas que sabe que le pasan...
Que raro!!
Hoy no siento el cuerpo...
No siento las marcas de la noche anterior, ni siquiera las del cansancio.
No siento... nada.
Ahora soy infinita. No puedo percibir donde empiezo y donde termino y me parece que me extiendo por los aires y no puedo juntarme en un solo lugar.

No escuchaba nada...
Las cosas me pasaban en cámara lenta, y yo las veía pasar, tan ajenas a mí, como lo estaba yo misma.
Nos veía desde lejos... no era yo la que estaba parada, la que caminaba las interminables cuadras del camino de regreso.
No era yo la que miraba sin entender nada de nada de nada de nada de...
Yo me veía desde otro lado.
Me veía y me sentía desde otro lado.
No como ahora... que no siento nada.
NADA.

La música como un ritmo intolerable.
Se sentía en el ambiente un dejo de agotamiento, que era imposible de percibir entre miles de cuerpos que se movían lentamente.
Las cosas parecían no suceder, y mientras tanto yo no sentía.
Nada...
Las manos, agarradas...
Los ojos negros, todos negros... que no veían mas allá de sí mismos.
Y entonces, esos ojos se transformaron en espejos... y todo lo que veía, era a mí misma.
Nada alrededor.

Las miradas se deshacían entre palabras confusas que jamás llegaban a encontrarse.
No entendía nada... y nadie me podía entender a mí.
Todo parecía durar hasta la eternidad...
La oscuridad era casi total, y solo se veían las sombras de las almas que no paraban de moverse.
Y de repente, el sol...
Todo luz... y tuvimos que ver.
Ver todo lo que la noche había tratado de ocultarnos durante horas eternas.
Todo.
Ver luz, y caminar...
Caminar tanto...
Tanto...
Hasta no sentir nada más.

Monday, November 06, 2006

Deep

Caigo.

En realidad, no es que caigo...
Mas bien es que he decidido dirigirme hacia abajo.
Tengo de donde sujetarme... tengo brazos que intentan agarrarme para evitar que caiga, y sin embargo no me quiero mover.
Ya decidí que esta vez no haré ningún esfuerzo mas por mantenerme arriba.
No quiero salir, no quiero perderme, no quiero volar...
Quiero ir para abajo.
Quiero ir lo mas al fondo posible de mí, y esconderme (al fin) en algún rinconcito de mi cuerpo, cerca de mis pies cansados.
Ya sé lo que está pasando... Sé como sigue... Sé, incluso, cada uno de los pasos que podría seguir ahora que estoy acá.
Sé lo que hacer para evitar la caída...
Enumero en mi cabeza todas las cosas que he aprendido con los años y que me servirían tanto en este momento... si es que no tuviera estas ganas o esta necesidad casi imperiosa e inevitable de ir para abajo.

Ya me cansé.
No quiero seguir intentando mas...
No quiero salir rápido del agua y llenar mis pulmones de aire.
Quiero ir para abajo.
No estoy cayendo... no estoy cayendo a ningún lado, ves?... porque en algún momento voy a llegar, ahí!
No te preocupes, no me mires así... No intentes sujetarme, ni tocarme... ni convencerme de lo contrario.
No te quiero escuchar... no quiero que nadie me diga todo lo que yo ya sé... esta vez es así!

Quiero que entiendas...
No me preguntes a dónde voy... ni siquiera porqué lo hago, ni si podés acompañarme.
Esta vez estoy yo, sola.
Y voy con rumbo abajo.
Y entonces sé que esto termina.
Pero quiero ir, de todas formas...
No quiero que nada me detenga.
Quiero ir lo mas abajo que pueda...
Para ver qué hay, para esconderme un poco, para alejarme de todo...
Para dejar de ser yo por unos tiempos...
O tal vez, para ser yo pero desde otro lado...
Para tener otra visión de mí más cerca mío...
Esta vez sí!
Ya me cansé!
Me voy.

Friday, November 03, 2006

Pensar


Hay días en los que me cuesta horrores acordarme de algo que tenga que ver con él.
Y eso que mi instinto de conservación, intenta por todos los medios hacer que aquellos recuerdos vengan a mi cabeza.

Hay noches en las que no consigo dormir pensando en qué terrible me resulta no acordarme de ciertas cosas... y paso las horas intentando recordar algunas de ellas, aunque más no sean los signos de la rutina de los últimos tiempos juntos.
Hay días en que lo veo en fotos, y no puedo creer que no me acuerde de su ropa, de sus mejillas rosadas, de sus labios gruesos, de sus rulos siempre prolijos, de su ropa holgada, de sus músicas y sus amores...

Hubo días en los que toda esa maraña de recuerdos se volvía sólida, y aparecía como una imagen clara y sutil en mi cuerpo.
Los días de sol, cuando dormíamos frente a la ventana, y nos venia ese perfume de su planta de lavanda que crecía justo ahí afuera.
Los cumpleaños, las salidas con amigos, las cenas familiares, las cenas intimas, las noches juntos...
La puerta de mi habitación, mi cama, la vereda de enfrente, la parada del colectivo de madrugada, el olor a lluvia, la luna llena, los edificios iluminados...
Todo, todo, tenía una parte de nosotros. Todo...

Entonces me acordaba de él y de mí y pensaba que antes la vida era mucho más sencilla.
Que bastaba con acostarme en el huequito de su hombro, con acurrucarme pegada a su ombligo, con respirar su mismo aire...

Y ahora, que casi no recuerdo ni la mitad de esos detalles, que puedo salir a la calle sin pensar en cuando fue la ultima vez que caminamos de la mano, que puedo acostarme en mi cama y sentir que las sabanas huelen distinto, que puedo subir al colectivo y no buscarlo con la mirada en los últimos asientos...
Me doy cuenta de que en este momento y recién ahora, la vida es mas sencilla.
Ya ni siquiera necesito acostarme en el huequito de su hombro y acurrucarme tan pegada a su ombligo.
Ya no necesito perderme en sus ojos, o caminar de su mano.
Ya no necesito...
Ya no...
Ya...

Y aunque yo lo perdí hace tiempo, recién ahora puedo decir que él me perdió a mí...